martes, 28 de enero de 2014

Qué bonita es la noche


"Qué bonita es la noche con tu ausencia a mi lado".
Me contó Pedro que lo dijo Salinas.
Hace poco tiempo escuchaste que alguien dijo, acerca de ti, qué bonita es la noche con tu ausencia a mi lado.
Casi te rompes el cuello al mirar atrás. 
Hacía sol y sentiste que tenías la vida por delante.

domingo, 19 de enero de 2014

Viva estoy

Muerta que estoy.
Y tan muerta que parece que despierto.
Y despierto.
Boca arriba.
Y abro los ojos.
Cuando despiertas y abres lo ojos boca arriba, lo que ves es el cielo. Y te llama la atención el color del cielo, que es dorado, y no es azul.
Este suceso, cuando el cielo no es azul, es un fenómeno que acontece pocas veces en la vida de un humano al uso. Lo que ven los ojos que se abren, lo ven por primera vez. Lo que es por primera vez, es.
Como cuando abres los ojos tras horas de oscuridad y te reflejas en tu hermana.
Y entonces, sólo entonces, sabes que estas viva.

miércoles, 15 de enero de 2014

Gatos que duermen veinte horas

Ya decía bien Bukowski cuando contaba que los gatos duermen 20 horas al día.
Lo decía entre admirado y cabreado. Y lo entiendo.
Es como cruzar Doctor Esquerdo desde la rampa de ambulancias del Gregorio Marañón al Tiángulo. No hay paso de peatones y se necesita estar alerta a los coches que salen del túnel en dirección sur. La gente, cuando lo cuentas, te llama suicida, pero tú sabes que hay un punto exacto en el que se ven a la vez la curva descendente, el cambio de rasante y la pronunciada subida que termina en Ibiza. Sólo puedes hacerlo si te has perfeccionado en el arte de cruzar Doctor Esquerdo por donde no se debe.
O como colgar en la pared del ordenador un mapamundi que te recuerde que te largas de aquí en cuanto puedas. No porque quieras, sino porque te adaptas a todo. Miras fijamente durante muchas horas el país de destino y es como si ya hubieras estado.
Si eres un gato, tienes la paciencia suficiente y una vista de lince, al final, eres capaz de cruzar Doctor Esqueredo sin mirar, mirar luego fijamente el mapa del mundo y dormir 20 horas soñando con las calles que vas a cruzar ilegalmente en ciudades imposibles mientras sale la luna llena y relees a Bukowski.

viernes, 3 de enero de 2014

Espejismos de felicidad

La vida se parece a Michael Jackson actuando en los MTV Awards del 95. 
Sabes que al final de la película el tipo muere, pero todavía puedes verle bailar quince minutos del tirón, sin descanso ninguno. Quince minutos moviendo frenético el culo y las caderas; alzando las manos al cielo: golpeando el suelo; descoyuntándose  hombros, cuello, esternón, muñecas, tobillos y pubis. Quince minutos de gloria, diría yo, en los que, al final, con la elegancia de los flamencos de los cincuenta, deja a su cuerpo de baile muerto en el suelo.

Unos cuantos años después de muerto MJ sigue bailando en Youtube.

La vida podría ser bailar en Youtube hasta el final de los tiempos o abrir la puerta de casa para que entre la gente a celebrar el año nuevo y no dejar que se marchen. 
Pero no, eso se parecería más bien una película de terror. Será mejor que se vayan.

Dicen que Michael Jackson usaba play back. Puede que no cantara en directo pero te aseguro que bailaba en tiempo real. ¿Y quién no se marcaría un playback con el espejo de la felicidad que te proyectas ahora mismo en la cara? 
Interpretando libremente a Carlos Mateos en Century City, dejarías que la vida se enrollara sobre si misma como la cinta de una casette para vivir el mismo momento hasta el infinito y más allá. 
Ya sé que eso no va contigo, que preferirías estar siempre lista, como los boy scouts, pero convendrás conmigo que hay veces que parece que la vida haya venido a verte.